La importancia del cerrador

José Manuel García

Mazatlán siempre se ha caracterizado por tener cerradores de excelente nivel.
Me puse a tratar de recordar a extranjeros que hallan fachado y la verdad es que son muy pocos.
Recuerdo al más malo de todos, Al Jones, un moreno que sólo sacó un out y se llevó un promedio de carreras limpias admitidas cercano al infinito.
Otro fue Steve Prihoda, un zurdo que traía como gran arma un cambio de velocidad. Tampoco duró mucho. Y el otro es Mark Worrell, quien lució en el final del rol regular, pero en los playoffs no pudo más y fracasó.
Todo esto viene a que actualmente los Venados batallan mucho con su estelar, Héctor “Choco” Navarro.
El de Guasave ha fallado en tres ocasiones y sólo lleva un salvado. No sé qué le pasa a este lanzador, quien el año pasado fuera pieza importante en la conquista del campeonato.
Ahora la cosa no anda tan bien, por lo menos hasta ahorita.
Tal vez al “Choco” le hizo falta entrenar más y que le afectó haber ido a la Copa Mundial con la Selección Mexicana.
Si no se apura, Gabe DeHoyos se hará cargo de cerrar los juegos, así como lo hizo el martes en Navojoa, en donde parecía que Navarro volvería a dejar ir una ventaja.
Sid Monge tendrá que trabajar mucho para hacer que el “Choco” recupere la confianza y luzca como el año pasado. De lo contrario tendrá que buscarle acomodo como relevo largo, intermedio o incrustarlo como abridor, posición que no desconoce.
Mazatlán sabe que necesita un buen cerrador, porque en su historia no se distingue por armar equipos bateadores y por lo regular gana con el “Jesús en la boca”.
Los rojos no se pueden dar el lujo de dejar ir marcadores y no se tentarán el corazón para mover a quien tengan que mover con tal de salvar un juego.

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